
Subiendo la cuesta del paseo, a punto de entrar en la plaza, a la altura de café X. Quien va delante es mi padrino Gregorio Gómez, hermano de mi madre. De entre seis hermanos el es el quinto. Que bien me siento en mi pueblo, cualquier piedra, cualquier rincón es un querido recuerdo.
Muestra de lo que digo es el pillacorbatas que llevo puesto: lleva el escudo de Huéscar y solamente me lo pongo en las grandes solemnidades. Un simbolito, un beso furtivo, un roce en una mano, esas pequeñas grandes cosas que nos acompañan y nos ayudan a vivir.